New wave, vueltas de la vida en 45 rpm
Vergara diseca su biografía y traza su historia por el sendero de la música. Insinúa Vergara otras vertientes biográficas propias, pero finalmente no las desarrolla. La música es el vehículo de un historiador circunstancial, que en la práctica explica en su relato el auge de la música pop de los ochenta en Chile. Desde la soledad de la niñez, rodeado de discos 45 rpm, hasta la vecindad de la muerte –a quien conoce más o menos– y calmado después de haber conocido a Paddy McCallum y su desmesurado amor por la música, el propio autor se instala como un accidente en la vida de los Pinochet Boys –sus sobrinos de La Unión– y de Los Prisioneros, amigos asiduos recurrentes a su casa en busca de los vinilos de la época. El trabajo, sin embargo, lo hicieron los discos y la avalancha transformadora del new wave que reformuló profundamente la música de fines de los setenta. Vergara, hijo de la educación pública y de las monjas, fue testigo prudente del acontecer, tomando algunos riesgos y otros no, como suele suceder a los administradores cautos. Pero apuntó en su disco duro esta historia que aquí se pone a disposición de los interesados.
La banda sonora no es sólo una línea de acontecimientos musicales o estéticamente determinados o un simple correlato de la ficción autobiográfica; es la articulación discontinua y hasta catastrófica de lo que quisimos ser y, porqué no decirlo, de la utopía que nos destruye y nos determina. Entonces, la fallida y atormentada Colección Economías de Guerra, no podía perderse un momento editorial de esta magnitud.