Patíbulo
Ardor y arcada
Un cuerpo que se cae y que se levanta. Que pasa de la vida y la muerte. Se siente el encarcelamiento de las poblaciones dominadas por las bandas narco, donde la herida de Danka queda abierta, sangra sobre el texto y desde su habitación se transforma en un cuerpo enyegüecido y enjaulado, que mantiene un monólogo invertido e inventa su propia jaula de las locas, se sienta, se mueve por una habitación como una loba, que se siente apresada y escribe para sobrevivir: “Yo en la pieza, llorando por el cuerpo horrible que padezco (…) Rasguñándome los pezones a ver si me crecían tetas, golpeándome la cara para que la barba en su insolente crecer se detuviera”. El giro trans trae consigo una potencia creativa y política que se hace con el cuerpo, las hormonas, las tecnologías, el cambio del nombre civil, el vestuario y la imaginación de
otra corporalidad, es decir, la literatura.