Florilegio
Antología poética
En esta antología nos abrazamos todos: la voz que anhela el consuelo materno, la que juega con la muerte como si fuera un juguete, la que contempla la vida con incipiente curiosidad. A través de los ojos de estos jóvenes corazones, se comparte el primer amor, la primera herida, y pareciera que en cada verso hay un órgano regenerándose. Es el poder de la palabra escrita: a través de estas voces se llega a ser río, humedal, majestuosos y empinados cerros que fluyen en un canto que relata lo que somos, lo que hemos sido en estas tierras, reconstruyendo un tejido que nos une a través del tiempo. Flores con sonoridad palpitante, ritmos y sembradíos puros, imágenes cargadas de salvajismo y naturaleza, de úteros presentes y ausentes, donde el árbol se vuelve sabio, con un lenguaje directo y estimulante, sacado de lo más profundo del ser que escribe y le responde, esta vez, a un mundo que busca someterlo. La palabra honesta se vuelve la única consigna: la poesía, en ese sentido, es un arma. Las infancias ya maduras vuelan en versos acelerados, decididos, sin miedo, amando intensa y tiernamente su existencia.