Catarsis Juan Robles
En Catarsis, asistimos al montaje de una experiencia poética que lucha contra la desarticulación y la descomposición. La madre del hablante padece de demencia senil y el largo proceso de deterioro tras esta condición merma y estremece no solo sus capacidades físicas, cognitivas y sus vínculos filiales, sino que también afecta al lenguaje. El lenguaje de la demencia senil, tal como se nos dice en el poema “Semilla”, se encuentra atravesado por la negación y la ausencia: está (des)habitado por palabras que no suenan, que no significan, que no se entienden, por el recesivo viaje de la palabra al sonido no convencional, por gritos ausentes. Allí, justamente, radica el desafío poético de Catarsis, en volver a articular un lenguaje -cotidiano, emotivo- que restablezca
las relaciones de sentido y afectivas que alguna vez marcaron a una familia, a un hijo con su madre, a una mujer y las pasiones que la movilizaron en su tránsito vital. La búsqueda poética de formas, voces y tonos aparece, así, como la respuesta para transmutar un proceso de
descomposición implacable.