Imperios invisibles
Las palabras trascienden delimitaciones contextuales, sus espacios discursivos, viajan y se hacen, se aprehenden con su propia experiencia para evocar desde diversos ámbitos lo que son: comunicantes. Signos cuya didáctica no tiene frontera vital.
Para el Buen observador contemplativo, las palabras y los conceptos -en grado comprensivo- son nómades transfiguraciones, simultaneidad plurisignificativas que también trasciende su propio terreno, el lenguaje como idioma mismo e incluso a las comprensiones de tiempo, para traer consigo luego de los proceso de dialogismo, intertextualidad, búsqueda, encuentro y huella, eso que Olivares llama los Imperios Invisibles.