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ISBN 978-956-09345-7-4

Don Diego Portales
Tomo II

Colaborador:Stock Contesse, Erwin (Director del equipo editorial)
Editorial:Impresión Gráfica y Publicidad Capitán Ignacio Carrera Pinto Limitada
Materia:Biografía Líderes. pensadores. trabajadores religiosos
Público objetivo:General
Publicado:2022-09-27
Número de edición:1
Número de páginas:341
Tamaño:15x23cm.
Precio:$31.900
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

¿Quién era Portales? ¿Qué antecedentes, qué prestigio, que fuerzas traía consigo para acaudillar la reacción y llevarla al triunfo? Filosóficamente hablando, Portales no tenía la misión que falsamente le ha atribuido hasta aquí la historia, de acaudillar esa reacción. Don Diego Portales no pertenecía, en efecto, a ninguno de los matices de la reacción. (...) Su círculo íntimo, por otra parte, era de hombres adelantados y casi revolucionarios. Componían aquel, en efecto, Benavente y Gandarillas, columnas del partido Carrerino, y el joven patriota Rengifo,. ¿Cómo era que aquel hombre, que tenía todas las dotes de los caudillos populares, no recogía del palenque de las contiendas la herencia que había dejado sin un apropiado sucesor don José Miguel Carrera. Portales, en efecto, desde que fue hombre público, no vio las ideas ni las cosas, sino los hombres. Amaba la democracia, es decir, la igualdad ante la ley y la justicia, pero aborrecía lo que él llamaba el pipiolaje, es decir, a los hombres más o menos oscuros, más o menos tildados en sus acciones o en su carácter, que, por efecto mismo de las turbulencias de la época, habían ascendido a la superficie de la política y del poder. Fue, por consiguiente, un odio dirigido, más contra los hombres que contra las instituciones, más contra los pipiolos que contra la Constitución liberal, la causa por la cual don Diego Portales se adhirió a los planes de la reacción. Pero no porque Portales acaudillara la reacción como un hecho armado, nunca fue su legítimo representante en el fin que aquella encarnaba. Muy al contrario. Fue el único hombre que tuvo un propósito dado en aquel abismo de encontrados intereses y de hostiles tendencias. Su genio es la única luz que brilla en el caos. Todos los reaccionarios venían resueltos a volver atrás, y los allegadizos de aquellos que no sabían retroceder, no se daban tampoco cuenta de adónde iban. Por esto puede decirse que, si el movimiento de 1829 era la reacción, Portales sólo era la revolución que en sus agitadas entrañas traía oculto aquel trastorno.

Benjamín Vicuña Mackenna, Don Diego Portales

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