Nadie me preguntó nada
Me llamo Aedo. Estoy en el hospital. El doctor me dijo: «muchacho, volverás a jugar fútbol dentro de poco». Cree que soy bueno para la pelota cuando soy más malo que bueno. Me lo dijo el Rucio Silva que sabe de fútbol. Ya contaré quién es el Rucio.
Se preguntarán por qué estoy en el hospital. Ya llegaré a eso.
Como me han pasado muchas cosas última-mente las quiero contar, no sé para quién, quizás para el viento o para mí. ¿Por dónde empiezo? Ustedes querrán saber dónde vivo, se los digo de inmediato: en el Pasaje Paraíso. Suena bonito, ¿verdad? Uno lo asocia de inmediato a Paraíso, al Edén, pero queda al otro lado de la línea férrea, donde vive gente como yo.
Para llegar al Pasaje Paraíso hay pocos caminos, ninguno bueno. Yo uso el de la estación.