Parto Robado
Constanza siempre dijo que si se embarazaba abortaría, pero apenas se supo embarazada sintió que el camino era gestar y parir a ese proyecto de ser humano que se manifestaba.
Se preparó e informó para vivir un parto libre, respetado, y amoroso, pero 2019 traería la pandemia por Covid-19, y las formas de la institucionalidad la llevaron a experiencias muy alejadas de sus expectativas.
¿Nos han robado el Parto? ¿Qué más nos han robado? Muchas, muchos, no lo podrían creer, y pensar una vez más que las feministas, matriactivistas y lactivistas estamos exagerando, pero la violencia obstétrica es una realidad en toda la territoria nacional y tristemente una situación normalizada en Atacama.
¿Y de qué forma nos roban el parto? ¿Cómo podemos recuperarlo?
En este relato en primera persona que Constanza intenta dar respuesta a estas y otras preguntas, centrando su atención en cómo la violencia obstétrica es perpetrada y cómo su ejercicio es funcional al patriarcado.
Ya que comenzó a escribir al poco de tener a su hijo entre sus brazos, la narración nos transmite el ritmo y la intensidad de cada momento del primer año de maternidad, para finalmente observar su propio proceso con un poco de distancia y ofrecer algunos primeros acercamientos a un ejercicio marental que escape del mandato patriarcal.