Nilahue: Tierra fecunda
Quien lea Nilahue: Tierra Fecunda, estas bien
escritas páginas de Rodrigo de Alencar, atisbará que
este mundo funciona con otras reglas. El campo no es
un objeto que se tiene, sino un modo de ser. Se vive de
la tierra, no en el simple sentido de que uno obtiene
de ella el tomate y la cebolla que se come a la hora del
almuerzo familiar en el verano. Se vive de ella porque
de ella se saca la vida, de ella se obtienen las fuerzas
para seguir existiendo.
El mundo de Nilahue no tuvo quien lo defendiera,
pero también a Chile le faltó que hubiera suficientes
Nilahues; empresarios agrícolas como esos, que
mostraran en los hechos que una empresa puede ser
una comunidad, y que no es verdad que el odio y
el conflicto sean el motor de la historia. Los hechos
que se narran en este libro pertenecen, ciertamente,
al pasado. Pero estas páginas nos dan algunas pistas
importantes para encontrar orientación cuando se
trata de enfrentar los difíciles tiempos presentes.