Laberintos
Laberintos, de Paulina Bermúdez, es un relicario. Ese es su género discursivo: un objeto pequeño y delicado, porque está hecho de palabras. Un objeto que puedes abrir como se abren los libros. Pero este no es un relicario de plata que puedas empeñar por dinero. Este es un relicario hecho de barro, zamarreo, maleza, mamá. Bermúdez construye este libro-relicario y lo llena del agua con tierra –que es la memoria– de su abuela. Una mujer que, aturdida por el olvido, llamó a la infancia por su nombre: mamá. Porque esa es la primera y última palabra, y su autora lo sabe.