El ceo mafioso y la sirena
—No importa. Hay una última cosa que necesito hacer: no puedo fallar a esa persona. Quiero hacerle saber que lo siento mucho y que ella fue lo más bonito que me ha regalado la vida —les dice Héctor.
—Déjanos ayudarte, Héctor, por favor. Déjanos llevarte al hospital —le dice Óscar.
—Ya es tarde, ustedes no me pueden ayudar, por favor. No puedo fallarle, y si no funciona y si no salgo con vida del hospital; no puedo arriesgarme a eso, el único riesgo que quiero afrontar ahora es ir a encontrar a mi único amor, a mi amada Emily. Por favor, Óscar y Rostro, digan a sus hombres de bajen sus armas —les pide Héctor.