Deshacer el cuerpo
Cuatro objeciones a la agenda trans
Durante la última década, la agenda trans avanzó casi sin contrapeso y de forma aparentemente irreversible. El proceso no solo ampliaba el "arcoíris de la diversidad", sino que también parecía ser la culminación lógica de una cultura centrada en la expresión del propio yo. Aunque no faltaron advertencias sobre los riesgos de esta deriva, el temor a quedar del “lado equivocado de la historia” disuadió a muchos de alzar la voz, y ese repliegue no fue inocuo. Junto a los efectos físicos y psicológicos involucrados, emergía una pregunta más profunda sobre la naturaleza misma de la identidad humana. Y así, dada la radicalidad e impacto de lo que estaba en juego, la agenda trans entró en crisis. A pesar de que el llamado “enfoque afirmativo” sigue vigente en muchas escuelas y cuenta aún con el respaldo de buena parte de las élites culturales, es innegable que su posición de inmunidad en el debate público ha comenzado a desmoronarse.
Deshacer el cuerpo arranca precisamente de esa constatación: este fenómeno exige una atención muy superior de la que ha recibido. Bajo la premisa de que aquí cristalizan algunas de las principales tensiones de nuestro presente, cuatro voces prominentes de la escena pública chilena ofrecen su mirada crítica sobre los antecedentes y efectos del enfoque transafirmativo. Un contrapunto, al fin, frente a las filosofías que, amparadas en una falsa promesa de inclusividad y emancipación, pretenden imponer su propia visión sofocando cualquier asomo de disidencia.