Reseña

Temuco, tiene una vasta historia, pero probablemente se desconoce que es la ciudad que alberga una de las instituciones más antigua (o la más antigua) de educación teológica de Sudamérica, acompañada de un edificio centenario y una atípica araucaria en la propiedad. Mientras que el Seminario Teológico de la Alianza Cristiana y Misionera de Chile comenzó sus clases en 1921, el edificio de tres pisos comenzó su construcción en el año 1923. Nadie se imaginaría que los antiguos galpones y lecherías serían hoy fuente de la rica historia de la ciudad, combinando la riqueza histórica de la educación, la espiritualidad, la arquitectura y la actual modernidad.
El viaje de LeFevre en Chile comenzará en Valdivia para después instalarse con su familia en la colonia italiana de Capitán Pastene. Fue ahí mismo donde dejó una casa construida y un terreno para la ACyM, que después de hacer resistencia a lo que él llama “la lucha contra la mayor maldición de la humanidad” le fue entregado sin costos.
Su paso posterior sería la fundación del Seminario Teológico, donde se precia la formación de centenares de hombres y mujeres para el reino de Dios. Dejando, no solo una herencia espiritual sino, un legado patrimonial y arquitectónico.
Pasado los años, dedicó la mayor parte de su servicio en la Isla de Chiloé, viajando y navegando en lanchas que él mismo había construido, y en los cuales se encuentra un mensaje de pasión por los perdidos sin Cristo.
Al sumergirse en las páginas de este libro, se podrá descubrir una espiritualidad profundamente teológica y práctica, que enraíza el pensamiento aliancista de Chile.