Prisionero
El reinado de North Collan
Cuando Alois Thompson escuchó la sentencia del jurado, la tierra se abrió y el mundo se desmoronó ante sus ojos cansados y vidriosos. Condenado a cinco años de prisión por un homicidio que no cometió, es trasladado a una penitenciaría de máxima seguridad. Allí conocerá a Hendrik Stone, su compañero de celda y el monarca de la prisión.
Un ser mitológico destinado a devorar el mundo, con ojos hambrientos de venganza y manos besadas por la sangre de incontables demonios derrotados. De labios torcidos y una boca que parecía veneno puro, amargo y llameante.
¿Cómo sobreviviría en aquel ambiente hostil donde regía la ley del más fuerte?
¿Debía rendirse ante el miedo y el deseo que le provocaba el subyugador de ojos verdes, quien lo miraba desde su trono con la corona en una mano y todo un reino en la otra?
“Cuando solicité un compañero de celda para divertirme, no imaginé que me traerían a un corderito”.