Unidad, decena... ¡cuarentena!
«Cada vez que parpadeamos, ¿perdemos momentos de la vida?», me preguntó un día mi hijo Santiago. Si bien confi eso que al principio no le presté mucha atención a la pregunta, la segunda vez que la planteó supe que se trataba de una pregunta tremenda y muy difícil de responder.
Por esta y otras preguntas de mis hijos empecé a llevar un registro de ellas solo con la intención de no olvidarlas. En cada una de sus respuestas, en sus gestos y morisquetas, alegrías, llantos, ruido, música y silencio, bailes, juegos, miradas, y hasta en ese abrir y cerrar de ojos, había sabiduría, fi losofía y poesía a borbotones.