Mandados
En Mandados la prohibición del conocimiento íntimo es la regla, asistimos a la imposición de un silencio sacro, soporoso, que empantanado en el tedio adentro se resignifica y se torna propio, aguza el oído y con ello el nacimiento de un mundo en que las explosiones
son posibles, la memoria es un músculo que empieza a tomar forma, detalla lo doméstico y hasta la carne y sus pliegues y surcos son otra cosa, algo más, una cuidada articulación erógena. Cuando está consigo misma expande el ardor que anuncia el fuego.