De la Patagonia a la India
En 1959 tuve la fortuna de participar en una expediciòn fabulosa al Kinnaur Kailash, ubicado en la India y donde se encuentra la residencia de invierno de Shiva. Guiados por mi padre -el legendario embajador en India y escritor Miguel Serrano-, queríamos acercarnos lo más posible al monte sagrado tibetano (diferente del hindú), a sabiendas que era una misión prácticamente imposible, pues China había invadido el Tíbet y la frontera con India se mantenía cerrada. Siendo la montaña del Tíbet un sueño imposible de realizar, el Kailash indio era hasta donde podríamos llegar. En este periplo estábamos acompañados por mi hermano menor y un amigo italiano. Avanzamos en auto hasta grandes alturas por senderos sinuosos.
Al salir de una curva pronunciada, vimos a un sadhu, que aparentaba ser un menesteroso. Nos detuvimos a conversar con él y pronto descubrimos que era una persona culta, ex profesor de un colegio en nueva Delhi que se había retirado a vivir al aire libre, y a estudiar los libros sagrados del hinduismo.
Se dirigía caminando para orar en el mismo kinnaur Kailash que nosotros. Al despedirnos, mi padre hizo una invocación con simbología extraordinaria, realizando un ritual relacionado con el Yajnopaaveet Samskarr, que permitiría al sadhu elevar su espíritu para continuar velando por el bienestar de la humanidad. Rito que apuntaba al milagro de nacer nuevamente.