El elogio de la sombra
En El elogio de la sombra Tanizaki se ve enfrentado a un problema de orden estético-funcional: decidido a construir una casa tradicional japonesa, pronto descubre que los avances tecnológicos traídos de Occidente, como la calefacción, el teléfono y la luz eléctrica, destruyen por completo la armonía nipona con su brillo estridente. Pero estos inventos no solo se encuentran en el espacio privado; han invadido restaurantes, hoteles y la vía pública al punto de que prescindir de sus comodidades parece una locura en la vida moderna. No obstante, al haber sido inventados en Occidente, en donde el aliado de la belleza siempre ha sido la luz, no han sabido adaptarse a la vida propia de Japón, que durante siglos ha cultivado el gusto por la sombra.
En este brillante ensayo, fundamental para adentrarse en el pensamiento japonés, Tanizaki desarrolla con gran refinamiento el contraste entre dos mundos: el Japón tradicional, que valora la sutileza y el ocultamiento, y la modernidad deslumbrante, ciega a los misterios de la oscuridad. En sus páginas, Tanizaki explora cómo las sombras —en la arquitectura, el diseño, el arte y en la vida cotidiana— son una fuente esencial de belleza en la cultura japonesa. La penumbra, que en Occidente se percibe a menudo como algo negativo o siniestro, incluso sucio, es aquí celebrada como el espacio donde se revela lo más profundo de la experiencia humana. Accedemos así a la belleza de la luz vacilante de una vela, al color de los papeles viejos, a la pátina que recubre los objetos gastados y a la sombra casi palpable en el interior de las construcciones japonesas en donde apenas logra entrar un rayo de luz.