Reseña

Estas voces provienen de ese mágico mundo natural, de la
contemplación del paisaje, del silencio de una cumbre, de
fríos amaneceres, de hermosos ocasos, de caminar por los
rincones impensados que siempre estuvieron ahí esperando
ser escuchados.
Los animales están continuamente hablando en nuestro
bullicio mental y creemos ser los dueños de todo lo que
vemos, su acto de sobrevivencia en este mundo moderno se
ha vuelto difícil, la ciudad crece y la codicia del humano se
engrandece aún más. Hemos llegado a un límite peligroso
por el olvido hacia el respeto real al medioambiente y nuestra
sana convivencia disminuyó año tras año. Cómo quisiera
que el eco de los antepasados rebotara en los oídos de todos
en estos tiempos oscuros del Antropoceno y nos hicieran cambiar.
Desde niños fuimos amparados solo por la enseñanza de
nuestros hogares sobre lo bueno y lo malo en la vida y posteriormente la carente educación en los colegios sobre nuestra flora
y fauna nos condujo hacia un paso ciego e ignorante. Cortar flores, disparar objetos a los pájaros, matar insectos por creerlos venenosos y destruirlo todo por diversión es parte de nuestra pesada carga. En medio de la modernidad estas voces no dicen que debemos tener un tiempo al estudio consciente para mejorar nuestro bajo nivel de conocimiento y así aprovechar de informarnos y dar lo que aprendamos al que no conoce, es la única forma, junto con formar a los niños siempre dispuestos a disfrutar aprendiendo. Estas voces quieren que conozcamos para llegar a sentir, solo de esa manera llegaremos a
proteger lo que nos va quedando.