Mi vida un musical
Semilla que crece en el pavimento
Quizás lo más interesante de la historia es cuando la escribe alguno de sus protagonistas, y en este apasionante libro, la palabra escrita por la voz autorizada –por talento, trayectoria y sabiduría- de Hernán Fuentes Cruz, viene a reparar en parte la endémica omisión de gestores del quehacer independiente y autogestionado de nuestro Teatro Musical hecho a pulso. En la historia oficial, escrita por encargo de universidades, en los discursos oficiales y en la desigualdad de acceso a los Fondos Concursables financiados con los impuestos de todos los chilenos donde, salvo excepciones, “califican” los eternos mismos de siempre. Con suerte, son un par de docenas los nombres que se repiten.
Es en ese contexto donde Fuentes Cruz se nos hace todavía más admirable, al narrar en primera persona su vida de resistencia, que nadie sospecharía al aplaudir su repertorio de producciones de Teatro Musical. Ya se en obras importadas de Broadway o Argentina, teatro infantil y en ese valioso aporte suyo, al hacer este complejo género desde una perspectiva latinoamericana y de identidad local.
Cuando escribe acerca de su vida personal hace una verdadera coreografía con las frases y , como buen bailarín, maneja diestramente cada relato como lo haría en escena un actor desnudo total, que sabe el movimiento preciso de hasta dónde quiere mostrar y darle un sentido estético. Sabemos, la estética nos lleva a la ética y eso es muy coherente con la ética que se le reconoce en el medio artístico.
De este libro se pueden rescatar varios hitos que podrían derivar en otros, porque es una historia que, como todo testimonio, está incompleta. Estoy seguro que su autor nos seguirá sorprendiendo con todo lo que, intuimos, está por venir para él.
Se agradece a la Editorial Quimantú hacer justicia al reconocimiento que amerita el maestro Hernán Fuentes Cruz, así como él generosamente lo hace con el Teatro Musical chileno en este texto cargado de vida; de esa que no pide permiso para existir; que se abre paso cuando el eterno ninguneo chileno parece una forma de muerte; cuando una semilla crece en el pavimento y nos entusiasma con un espectáculo o con este libro.
Roberto Nicolini.