Osadía en la sangre
"... Cuando vi que el metro se acercaba por el túnel, salté. Por un segundo temí haber tomado una decisión errónea; mi pecho se contrajo, mi cuerpo se heló completo desde mis mejillas hasta los dedos de mis pies; sentí como mi corazón dejó de latir y volvió a hacerlo a mil por hora. Volví a respirar cuando caí en el andén del otro lado justo en el momento en que el metro se detenía. Me subí en él y me despedí del tipo que pateaba y maldecía desde el andén del frente."