Reseña

Los lugares que habitamos se hacen nuestros de
muchas maneras, luego ellos nos habitan.
Y no es precisamente la memoria, el espacio que
ocupan, sino aquella oquedad inubicable dentro
de nosotros, que se llama nostalgia. Y hay quienes
como Ramón Lizana que tiene el don de convertir
en palabras esa sensación que el tiempo alimenta.
En esta oportunidad, todo ese torrente de vida hace
muchos años transcurridos entre lugares que fueron
nuevos y después viejos conocidos, aflora entonces
la poesía para hacernos cómplices de la experiencia.
El ejercicio de la evocación que Ramón traduce en
versos es, en realidad, un ejercicio de comunión, un
acto de fe compartiendo sana nostalgia, un regalo que
dan los amigos para decirnos que hasta el centímetro
de tierra que pisamos, el agua que bebimos juntos y
también el aire que respiramos, porque es, como la
Poesía para todos nosotros.
Alfredo Herrera Flores. Desde el Perú, agosto 2024