Apología del carnívoro
En este mordaz ensayo, Dominique Lestel lleva al extremo el razonamiento de los vegetarianos «éticos».
Lejos de cuestionar la empatía por los animales, esencial para nuestra humanidad, muestra que el carnívoro está, de hecho, más cerca del animal que cualquier vegetariano. ¿Por qué? Porque al comer carne asume su propia naturaleza animal, mientras que el vegetariano manifiesta el deseo de suprimir la animalidad y reactivar el estatus excepcional concedido al humano.
Este elogio del carnívoro, a contracorriente del discurso dominante, no impide al filósofo reconocer la urgencia ética de hoy: no es la abolición del consumo de carne lo que debiese buscarse, sino la de la
ganadería industrial descontrolada, verdadera ignominia de la modernidad.