Reseña

Roberto Munita, abogado, empresario y católico, nos entrega un crudo análisis de la situación actual de la Iglesia católica. Para el autor, se está viviendo la peor crisis en la historia de la institución. Hasta ahora, las muchas vividas habían sido más propias de las cúpulas: corrupciones papales o clericales, ambiciones de poder, riqueza o cismas teológicos, eran crisis que no llegaban al pueblo. Los fieles seguían creyendo, asistiendo al culto y aceptando las doctrinas de las jerarquías. Una vez superadas, la organización seguía siendo poderosa y obedecida. La actual, en cambio, se presenta como un alejamiento entre la doctrina y las costumbres, la vida misma de los creyentes. La Iglesia insiste en que los separados con nuevas parejas viven en pecado, rechaza el homosexualismo como una condición de vida, insiste en el celibato, no entiende que los jóvenes hoy practican el sexo dentro de una simple relación. Pero, lo más grave, mantiene las limitaciones de las mujeres para el culto, en un mundo donde ellas hasta gobiernan grandes países. El pueblo católico, por su parte, sigue su propia conciencia y practica lo que su Iglesia prohíbe. Para entender esta crisis, Munita cree necesario conocer cómo ha sido la propia historia de la Iglesia, la que lleva a esta situación y nos invita a un breve análisis de ella. Esta lejanía entre doctrina y vida normal de sus fieles, conlleva al abandono del culto y a la indiferencia religiosa. Es necesario que la Iglesia entienda que ya no puede ordenar y condenar las costumbres. El camino de salida es confiar en las conciencias de sus fieles, integrar a las mujeres al culto y aceptar que se pueden orientar las costumbres, no imponerlas ni condenarlas.