Reseña

Este texto da cuenta de las ideas y decisiones que se aplicaron a la formación inicial cuyo propósito, a corto plazo, era aportar reflexiones y referentes que ayuden a un grupo de 20 artistas educadores a soñar 20 procesos artísticos-pedagógicos, situados y flexibles, que devengan en experiencias estéticas colectivas, impulsando interacciones profundas y reflexiones sobre los desafíos que se asocian a la diversidad cultural.

En ese contexto, se les invitó a diseñar diálogos creativos y poner a disposición sus propias investigaciones artísticas, más que planificar actividades de transferencia técnica disciplinar o reproducir perspectivas neutrales respecto de la interculturalidad. De esta forma, se buscaba resguardar que las y los jóvenes que se inscribieran y participaran de esos procesos, encontraran en ellos espacios sensibles y protegidos para la representación democrática de sus biografías y la expresión de sus diversos puntos de vista, a la vez que compartían con otras personas.

Conscientes de la importancia y necesidad de abordar inicialmente la noción de diversidad cultural y sus complejidades desde una mirada filosófica, se optó por hacer referencia a un número acotado de conceptos: interacción social, interculturalidad crítica e interseccionalidad, principalmente. Se propuso reconocer que, en su estructura, estas palabras coinciden en la presencia del prefijo inter, pese a que emanan de diferentes cursos epistemológicos. Lo inter viene a ilustrar a esa “tierra de nadie” en que se intersectan las diversas representaciones culturales, por lo que de esta manera, se constituye también en la tierra de todos, todas y todes, un espacio necesariamente vacío, en que las diversidades interactúan e idealmente dialogan. El vacío es por lo tanto una condición imprescindible que se debe resguardar en cualquier proceso de investigación artística-pedagógica que se sueñe y diseñe como experiencia estética colectiva. Sobre todo si aspira a problematizar la realidad y promover el respeto a la diversidad.

En ese contexto, desde una perspectiva metodológica, se toma como referente la mediación artística transformativa y la educación artística desde un enfoque pragmatista, dado que ambas, desde lo pedagógico y lo estético, aportan claves para el desarrollo de metodologías participativas nutridas por prácticas artísticas contemporáneas, procurando ejercitar el diálogo como estrategia para habitar ese vacío, con énfasis en el diseño de las interacciones que caracterizan a estos procesos como situados, flexibles y críticos.

Se invita a no perder de vista que, si bien lo que está a la base son fenómenos socioculturales de raíz problemática (migración, género, clase social, etc.), que se pueden comprender como parte de un contexto macropolítico; el diseño de interacciones o metodológico, debe resguardar la pertinencia contextual a un nivel micropolítico, para potenciar en cada proceso los hallazgos y emergencias que los vuelven únicos e irrepetibles.