Reseña

Imaginaria es un viaje al interior de la mente de un niño que trata de escapar de su realidad. Cansado de estar triste todo el tiempo, decide olvidar. Sin embargo, sus amigos imaginarios le harán recordar su camino hacia la oscuridad. La lectura de esta obra requiere de una advertencia: suponer que los fantasmas existen significa, por supuesto, que no se parte de un idealismo abstracto ni del idealismo de la objetividad. El riesgo es que el lector caiga en la trampa de escoger la ensoñación idealista o aquella que promueve del empirismo en bruto. El dilema es si la mente estigmatizada de un niño entiende -o le importa- dicha diferencia. Y es que aquella cabecita plagada de sueños e imágenes invasivas se encuentra programada para valorar mucho más lo inexplicable que lo comprensible por las leyes físicas. He allí la paradoja. Si lo que inventamos y lo que vivimos nos afecta por igual, ¿para qué aplicar la prueba de la verdad?