Los cuentos de Maxi el niño arqueólogo
ué maravilla cuando se mira, se piensa y se trata con ternura y grandeza a las niñeces. Julio Carmona Balbontín debe haber tenido una infancia hermosa.
Y sin duda creo que el niño que aun habita en él es por más feliz.
Sólo así se explica que un adulto con actividades tan diversas como interesantes, piense en los más pequeños con grandeza.
Cómo se agradece que escriba tan bellamente, de manera tan atractiva y cautivante.
Los Cuentos de Maxi, el niño arqueólogo, nos llevan a viajes fascinantes. Cada cuento logra que el lector se sumerja en un tiempo pasado como si fuera presente, invitando no sólo al imaginario, sino a profundizar en culturas ya olvidadas, que de la mano de generaciones tan distantes como la de un niño y su abuelo, logran, además, la valoración de la memoria oral, de la observación del entorno con ojos curiosos y con un espíritu aventurero.
Después de leer los cuentos de Maxi, queda sin duda abierta la invitación para saber más sobre nuestros pueblos originarios, sobre todo la de visitar algunas de las locaciones mencionadas.
Mejor aún, si tenemos la suerte de tener cerca a nuestros abuelos, preguntarles de historias pasadas y recrear nuestras propias aventuras.