Un largo solo
Haciendo gala de una concisa observación de la existencia, a pesar de su sutileza y elegancia, el libro Un largo solo manifiesta claramente un ímpetu y vitalidad admirable. Roberto Bolaño, su amigo, lo observa: una poesía hecha de «sangre suspendida en el aire». En los tres conjuntos aquí reunidos, Montané muestra sorprendentes variaciones dentro de su muy reconocible estilo, en el que se alternan tanto permanentes disquisiciones sobre el oficio de la escritura y el ejercicio de la palabra, visiones elusivas e inasibles, así como continuos aterrizajes a realidades concretas y cotidianas, de fuerte sensorialidad y no exentas de preocupaciones políticas y sociales. Todo lejos de grandilocuentes proclamas, falsos mesianismos y torpes heroicidades, sino más bien ancladas en visiones, memorias y experiencias cotidianas intimistas, cercanas a la atmósfera de un sueño y a la fugacidad de las impresiones de nuestros sentidos.