Tungstena
La luz de la cocina, que simboliza aquí la esclavitud doméstica y el espacio social al que se ha reducido lo femenino, centellea e impregna las paredes, los objetos y los propios habitantes de amarillo. Esas señales lumínicas son las que la fotógrafa Jacqueline Staforelli trata de recoger y amplificar para construir una personal representación de la casa en su doble dimensión de lugar carcelario y de espacio de proyección social. La autora se mira con honestidad en ese espejo colectivo. Lo hace con estética, y una identidad reconocible como chilena y por extensión latinoamericana, pero también con humor y una sensibilidad de la que no quiere despojarse.