El libro de [un] mormón
Crítica de la crítica crítica a los evangelios sobre masculinidades en Chile
Disculpe, ¿tiene un minuto para hablar sobre la masculinidad? Y es que al mundo ha llegado un aliado heterocis, hijo primogénito del feminismo, para salvarnos de nuestros pecados sexistas. Los círculos de varones traen las buenas nuevas, pregonan que no nacemos machos y que la deconstrucción augura un nuevo pacto. Los apóstoles de esta nueva masculinidad claman por el mundo: ¡Respeta a las mujeres -casi- como a ti mismo! ¡Bienaventurados los que lloran porque ellos seguirán siendo hombres! Las puertas del cielo feminista se han abierto para quienes creían estar destinados al fuego eterno de la funa. Sólo debes respetar tu turno de habla y lavar la loza después de comer. Aquel que esté libre de machismo que tire la primera piedra. ¡Aleluya!
Y es que desde Mayo de 2018 los feminismos siguen interpelándonos con los ecos de la funa: acción temible e imposible para nosotros, varones heterocis. Pero rápidamente, varios grupos de varones comenzaron a rearticularse bajo la égida de círculos y lecturas; al poco andar, hicieron brillar la imagen de algunos especímenes más iluminados, aliados infunables, protegidos bajo miles y miles de ‘me gusta’ y de seguidores. De este modo, para nosotros y según nosotros, se despliega un abismo insoslayable entre buenos y malos, entre la virtud y el pecado, entre aliados y funados. ¿Cuáles son las paradójicas intersecciones que se recrean entre tales dicotomías excluyentes y las finalidades políticas de un movimiento que se propone desmontar los binarismos? ¿Cuáles implicancias y efectos posee la mutua colusión entre el deseo de un horizonte antipatriarcal y el moralismo conservador de lo punible y lo venerable?