Cuentos contra reloj
Después de siete años sin escribir ficción, Casciari ve acorralada a su propia pereza con un desafío: escribir un cuento nuevo todos los viernes por la mañana con una serie de reglas inquebrantables. No puede pensar en el cuento antes, ni tener borradores preparados, porque el tema de cada relato es aportado por oyentes de radio y el autor no tiene permitido modificar la consigna. Una vez recibidos los ingredientes de la trama, Casciari tiene una hora y media para redactar, corregir y editar. Y otra media hora para leer la historia en voz alta frente a sus lectores. Este libro es el resultado de ese esfuerzo literario inútil.