El día que no fue
El 11/S en el imaginario
A cincuenta años del fatídico 11 de septiembre de 1973, aún
persisten demasiadas interrogantes que, cientos de miles de
compañeros militantes de la Unidad Popular todavía no han
dilucidado.
¿Qué pasó realmente con ese espíritu combativo que
mostraban dirigentes políticos en gigantescas
concentraciones, con agresivas consignas y cientos de
encendidos discursos?
Esa mañana del once yo vi muchas caras de decepción y
angustia por no contar con una dirección estratégica militar
contundente y armas para enfrentar a los militares sediciosos.
Nunca percibí miedo en los camaradas, sino ansiedad,
desazón e impotencia de ver como bombardeaban la Moneda
con el compañero presidente dentro y ver como
valientemente resistía junto a un pequeño grupo de
combatientes de su custodia personal.
Y a pesar de que cientos de libros han tocado el tema y analizado
con diferentes ópticas y perspectivas, lo que queda
claro es que el camino que recorrió el pueblo junto a Salvador
Allende desde el año 1956, cuando se conformó Frente de
Acción Popular hasta llegar a la Moneda el año 1970 con la
Unidad Popular, puedo decir que, fue una epopeya de sacrificio
y lucha partidaria echada por la borda.
Creo que estaba evidentemente claro, que la oligarquía no se
iba a dejar arrebatar sus propiedades, sus privilegios, sus
granjerías. Era de conocimiento público y los textos de
historia enseñaban que la élite cada vez que se veía
acorralada por el “roterío”, golpeaba las puertas de los
cuarteles y zanjaban las diferencias políticas y económicas
con la sangre del pueblo.
¿Por qué esta vez iba a ser distinto?
¿Cómo se pudo pensar que un cambio revolucionario no
sería resistido violentamente?
¿Ingenuidad? ¿Inexperiencia?
Lo que yo sí tengo muy claro, es que los más de tres mil
compañeros asesinados por la dictadura, hubiesen preferido
morir en combate y no con las manos atadas a la espalda en
torturas indescriptibles.
“Tanto nadar para morir en la playa”, hubiese acotado mi
abuela.