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Reseña

Siempre por la Vida es un movimiento de jóvenes creado hace 15 años, al alero de la Fundación ChileSiempre y con el apoyo del Instituto Res Publica. Desde su origen, el lema ha sido “desde la concepción hasta la muerte natural”. Precisamente esos conceptos son los elegidos para titular este libro. Una iniciativa largamente anhelada por quienes hemos sido parte de este grupo, porque estamos convencidos de que mientras más personas conozcan los hechos biológicos, las prácticas médicas, las reflexiones antropológicas, los argumentos filosóficos, las deliberaciones bioéticas y las bases del derecho, entonces, serán cada vez más quienes estén motivados con promover el respeto a la vida de cada ser humano, sin importar sus características individuales.

Es por esto que decidimos hacer un libro muy didáctico, con lenguaje sencillo, con respuestas brevísimas a varias de las preguntas más habituales que surgen en torno al aborto y la eutanasia. Esta obra está dirigida a toda persona que desee saber un poco más de las razones por las que se debe estar a favor de la vida, siempre. Para alcanzar ese objetivo, hemos contado con la enorme generosidad de más de una treintena de autores, expertos con una destacadísima labor profesional en filosofía, medicina, derecho, bioética y muchas otras disciplinas, quienes han respondido en forma magistral cada una de las preguntas de este libro.

Sin duda que, con respecto al inicio y final de la vida, existe una multiplicidad de dilemas bioéticos. En esta oportunidad nos hemos concentrado en los dos más discutidos en el debate público de las últimas décadas. Precisamente, debido a la especial fragilidad en la que se encuentra el ser humano en aquellos momentos, poco antes de comenzar y poco después terminar su existencia, es que muchas de las dificultades a las que se enfrenta y los principios que iluminan su resguardo, están íntimamente relacionados y pueden ser abordados en conjunto. Considerando aquello, hemos elaborado el primer y el último capítulo de este texto. El capítulo 1 aborda el valor de la vida humana, el concepto de persona, los dilemas en torno a él, la libertad y la moralidad de los actos humanos. Por su parte, en el capítulo 4, profundizaremos en los dilemas compartidos entre aborto y eutanasia, es decir, preguntas en torno a la autonomía, la compasión, la objeción de conciencia, las convicciones religiosas, los derechos humanos y la cultura provida.

A su vez, los capítulos centrales, tratan el detalle particular de cada situación. El capítulo 2 desarrolla el inicio de la vida humana y las primeras etapas del desarrollo, aspectos generales sobre el aborto y otros específicos como las distintas causales, las legislaciones, su promoción como supuesto derecho y su no criminalización, la epidemiología y los fármacos abortivos, así como el embarazo vulnerable, la salud mental, las situaciones complejas y la prevención del aborto. Por otro lado, en el capítulo 3, se trata el término de la vida humana, la condición del paciente gravemente enfermo, definiciones de conceptos generales sobre la eutanasia, el suicidio asistido y las legislaciones, así como respuestas en torno a temas como el dolor, el sentido de la vida, la proporcionalidad terapéutica y los cuidados paliativos.

Algunos conceptos relevantes a destacar

Es posible constatar que, durante todo el libro que el lector posee ahora en sus manos, nos referimos a la persona como un ‘alguien’, para distinguirlo claramente de lo que denominamos como ‘algo’. Esta importante precisión responde a la convicción de que no existen fundamentos para dividir a la humanidad en dos grupos: los hombres –seres humanos– y las personas, relegando la titularidad de derechos y protección de su dignidad sólo a estos últimos. Dicha praxis no hace más que desconocer la unidad sustancial que comprende a la persona, con su dimensión corporal y espiritual.

Por ello nos preguntamos ¿quién es persona? y no ¿qué es ser persona?, pues creemos firmemente que no existen razones para discriminar en este sentido, es más, no existiría fundamento alguno que permita catalogar a alguien como un mero ser humano, mas no una persona, como algunos han pretendido sostener sobre la idea del ser con ‘conciencia del propio yo’. Para mayor comprensión del daño que supone para la sociedad distinguir entre bandos de primera y segunda categoría, basten sólo algunos ejemplos históricos de las lamentables consecuencias que conlleva esta lógica.

Otro concepto en el que nos parece importante profundizar es el de aborto procurado, que muchas veces es sinonimizado con el de aborto provocado. Si bien, este último es el más escuchado en el debate público, la intencionalidad deliberada de generar un aborto queda mejor descrita cuando se utiliza el vocablo “procurado”, ya que en el aborto intencional no sólo “se produce o causa algo”, sino que se “hacen diligencias o esfuerzos para que suceda”. Si bien en este libro se utilizarán indistintamente ambos términos, nos parecía preciso hacer notar la necesidad de avanzar en la caracterización del concepto, para que se describa de mejor manera la realidad que comprende.

A lo largo del presente libro se hace referencia en numerosas ocasiones al concepto de homicidio, el cual es preciso delimitar para efectos de comprender que algunas acciones, si bien culminan con la muerte de una persona, no necesariamente deben ser calificadas como homicidio, con la connotación moral que eso conlleva.

Cabe en primer lugar señalar que el homicidio está comprendido dentro de aquellas normas morales que la tradición clásica califica como ‘absolutas’, vale decir, aquellas cuyos preceptos no admiten excepción –independiente del contexto–, dado que se trata de mandatos que prohíben acciones juzgadas como siempre malas.

Pese a no existir una pregunta exclusivamente dedicada a abordar el problema del homicidio, el lector podrá encontrar diversas referencias a esta acción en varias preguntas desarrolladas por los autores. Para efectos de permitir una mayor comprensión del tema, hemos decidido considerar al aborto procurado como una hipótesis de homicidio, pues se cumplen las dos condiciones centrales que comprenden el alcance de su prohibición: “dar muerte de manera directa o intencional a una persona inocente”.

En cuanto a lo que la ley prescribe, mucho podría decirse al respecto, sin embargo, aquellos comentarios no son objeto del presente texto. No obstante, hemos querido transmitir a lo largo de todo el libro, la idea central de que lo dispuesto por la ley no necesariamente es reflejo de justicia. Hoy por hoy esta máxima cobra especial relevancia, pues para la sociedad moderna, la ley ha sido víctima de un positivismo extremo, cuyas consecuencias nos llevan a pensar que una disposición jurídica será justa, no necesariamente si se adecúa a la naturaleza o razón humanas, sino más bien, si ella ha atendido a los aspectos procedimentales que los propios ciudadanos han acordado.

Esta idea exacerbada de que la ley debe ajustarse a un procedimiento determinado y ser fruto de un acuerdo de voluntades, ha conllevado a que muchas de las actuales disposiciones normativas no sean un verdadero reflejo de justicia, pues de su aplicación no es posible desprender una verdadera protección de la dignidad humana. Tal es el caso de la ley n.º 21.030, conocida popularmente como “aborto por causales”.

Una de las decisiones editoriales fue no explicar detalladamente dicha normativa, por dos razones prácticas. Por un lado, es relativamente sencillo acceder a su contenido en la didáctica página web de la Biblioteca del Congreso Nacional. Por otro, más de fondo, creemos que agrega muchísimo más valor salir a responder a sus argumentos en favor del aborto en cada una de las situaciones dramáticas a las que se puede enfrentar una mamá con un embarazo vulnerable. Aquello está ampliamente abordado en este libro, profundizando en un subcapítulo para cada causal: para salvar la vida de la madre, por enfermedad grave del niño por nacer y en caso de violación.

En ese sentido, es trascendental dar a conocer el concepto de que el aborto puede ser prevenido, a la luz de las causas por las cuales están pensando en él –como una posible solución a sus problemas– aquellas mamás que cursan un embarazo vulnerable. Existen estudios con datos de mujeres chilenas que muestran la enorme violencia, miedo, abandono y pérdida de expectativas de vida que sufren. Lo que no sólo cuestiona la tesis de aborto como decisión libre y autónoma de la mujer, sino que además obliga a la sociedad a seguir fomentando y apoyando el trabajo de los distintos programas de prevención del aborto, que permitirán salvar miles de vidas, acompañando a aquellas mujeres que estén en momentos de especial complejidad. Este es, sin duda, uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad.

En último término, es posible que al lector le extrañe la ausencia de un tema que, si bien, no es objeto directo del presente libro, sí guarda relación con algunos de los tópicos que en él se abordan. Se trata del abandono terapéutico, el cual, pese a no contar con un espacio dedicado exclusivamente a su tratamiento, aparece continuamente mencionado entre las diversas reflexiones que, tan lúcidamente nos brindan los autores, especialmente en aquellas que dicen relación con los dilemas que se presentan al final de la vida. En este sentido, quisiéramos rescatar el valor que supone una adecuada comprensión de la proporcionalidad terapéutica, pues ella protege a la persona de sufrir, no sólo de un ensañamiento en la aplicación de las medidas terapéuticas, con el fin de prolongar artificialmente su vida, sino también de caer en el abandono, señal de que la vida humana ha perdido todo valor. A este respecto vale la pena recordar la máxima que señala: "Curar cuando se puede, aliviar a veces, consolar o acompañar, siempre".

Finalmente, con iniciativas como esta, creemos que es posible aclarar varias dudas que –frente a eslóganes simplistas– pueden terminar confundiendo a importantes sectores de la población. Esta obra pretende contribuir a asentar una cultura de valoración de la persona por lo que es y no por lo que tiene, quiere ser un aporte en la construcción de una sociedad verdaderamente humana, una donde los derechos de quienes se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad, como la madre embarazada y su hijo por nacer o el paciente gravemente enfermo y su familia, puedan ser protegidos en cada momento y no estén amenazados por su propia sociedad, que los mire como desechables y prescindibles por un aparente bienestar. Por el contrario, estamos convencidos de que una sociedad más humana será aquella donde se brinde especial protección a los más débiles. Por eso seguiremos trabajando, siempre por la vida.

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