Si elegiste la semilla, elegiste la cosecha
Memorias de Roberto Eduardo Rodríguez Guzmán
Ningún libro hará mayor honor a su género que éste. Con toda admiración podemos describir la memoria de Roberto como excepcional, y eso nos habla de un hombre sensible que pone atención a los detalles y que, además, lo hace desde el agradecimiento. Retroceder en el tiempo, tal como lo obliga escribir un libro de memorias, es un ejercicio que nos hace observar los hechos de nuestro pasado como si fuéramos
espectadores, pero Roberto tiene tal claridad en las imágenes que, más
que observador lejano, se vuelve a convertir en ese niño, ese joven y ese
adulto que narra cada episodio importante de su vida como si estuviera
ahí presente. Escenas descritas con precisión de nombres de calles,
de instituciones, de personajes y sus características físicas; recuerdos
protagonizados por aquellos escenarios importantes en su historia: las
diferentes escuelas en las que estudió, el coche que lo llevó a recorrer la
República Mexicana, las oficinas que lo vieron crecer como profesionista, los salones de clase que lo convirtieron en un maestro muy querido
por sus alumnos, los coros que tuvo la oportunidad de dirigir.
En un tono muy simpático que nos permite escuchar la voz del propio
Roberto, las páginas de este libro nos abren la puerta al pensamiento de
su autor en donde abunda la filosofía, la música, las enseñanzas y, sobre
todo, las personas que, sin importar la recurrencia de su aparición en
las historias, o su duración en ellas, han sido personajes principales en la
vida de Roberto y han dejado huellas indelebles; para muestra de ello,
este libro que es casi un homenaje a todos ellos.
Querido lector: permite que las palabras de Roberto te reiteren su
bonita filosofía: si elegiste la semilla, elegiste la cosecha. Y en ese
sentido, aceptemos su invitación a disfrutar de la libertad y la belleza
de la vida, así como de sus secuelas.
MARIANA R. MOTA