Reseña

LA MALETA FILOSOFAL RELATA UN NUEVO CASO DE TROY MORAN, INVESTIGADOR PRIVADO, CUYO LLAMADO DEL DESTINO ES ENCONTRAR A PERSONAS DESAPRECIDAS Y CUYO OFICIO SON PROYECTOS DE GESTIÓN URBANA REALIZADOS EN LA VIEJA ESCOCIA.

El encuentro de una antigua conocida, herida al borde de la muerte, lo involucra en una trama de tráfico de influencia y de extorsión, que se vale de una secta que realiza rituales, filmados y convertidos en una suerte de videos snuff, en los cuales un grupo de hombres y mujeres abusa, viola y sacrifica simbólicamente a una víctima cautiva, adormecida por drogas e indefensa frente a tan cobardes ataques. Troy Moran asume el caso y va desentrañando la trama de las hermandades secretas implicadas y también de las líneas del tiempo de las hermanas y la familia involucrada. A poco andar, se van sumando asesinatos, en la medida que el protagonista va desnudando el origen y las operatorias de la secta secreta.

Un thriller de profunda raíz urbana, con gruesos trazos de crítica a la estandarización social, política y cultural del país del cono sur donde suceden los hechos, pero al mismo tiempo, con componentes líricos. literarios y cinematográficos de recurrencia constante y alto positivismo, que aparentemente van equilibrando la balanza interna de los personajes y los lugares donde la trama cobra vida, no exenta del necesario sentido del humor que las hace sustentables.

El leit motiv de esta novela negra, que apunta al máximo realismo del género, es la analogía simbólica de La Maleta Filosofal, casi un personaje objetual, que proviene de un juego de niños, creado por el protagonista, que a sus siete años viajaba imaginariamente al pasado, en esta combinación de la Máquina del Tiempo y la Piedra Filosofal, junto a su amigo más antiguo, a rescatar antiguas canciones perdidas, para, cual nóveles Prometeos, traerlas al presente, convirtiendo el plomo en oro, para iluminar un poco las vidas de sus contemporáneos.

Ese poético artefacto le da nombre también a la banda de blues, hard rock y baladas Dylan, de la que el protagonista forma parte, a unas maletas azules de tamaño pequeño, mantenidas en distintas locaciones, para sustentar sus imprevistos viajes intraurbanos, y asimismo le evoca una metáfora mucho más sugerente a uno de los personajes femeninos. En medio del duro y árido contexto en que se desarrolla la trama, por momentos, el protagonista logra detener el paso de los hechos y conformar un presente absoluto, compartiendo con sus eventuales compañeras de trama, un paseo en esta suerte de Alfombra Voladora.