Reseña

Fernando Sanhueza, en esta novela nos lleva por todos lados, porque él va por todos lados, culo inquieto, diría mi abuela. Cuando uno cree que la trama va para allá, en realidad viene para acá. Y viceversa. Cuando uno cree que encontró la aguja en el pajar, nos damos cuenta que no hay pajar ni aguja con deseos de ser encontrada. Fernando nos lleva a Mendoza, nos pasea por la ciudad y sus turísticos rincones. Por sus acequias, plazas y colores. Guillermo busca a su Magdalena, que no es suya ni es de nadie. Magdalena está buscándose a sí misma. En esa búsqueda, ella, encuentra al poeta barbón, se quieren desde antes de conocerse, desde siempre y para siempre, más allá de lo físico, de lo cotidiano. Se adoran. Cada uno en la vida que eligieron o que les tocó en suerte, pero se adoran. Magdalena desaparece en Mendoza, no regresa a Chile con el contingente que había ido. Guillermo sospecha del poeta barbón y de su esposa. Contrata a un investigador privado. Vuelven a Mendoza para buscar pistas o señales vitales de la muchacha con las nalgas de oro. Así la llama Guillermo en su novela. Al no encontrarla ni volver a saber nada de ella, termina su obra literaria haciendo de Magdalena una pintura eterna, joven por siempre. Solo de ese modo puede hacerla suya y amarla, sin dejarla escapar de aquellas páginas.