Florilegio
Claudia Venegas abre su poemario haciendo un contrapunto entre una ciudad llena de ruidos y gente que circula interfiriendo con su vida interior, llena de nostalgia. El lector vive con ella la soledad en una urbe lejana. Luego nos trae al entorno familiar, a lo nuestro, a la contingencia y el día a día con sus cazuelas, prohibiciones e injusticias.
Se pregunta por el arte “Dónde se ha escondido el arte/con olor a tierra mojada” y busca las “palabras agridulces/apetitosas/que ofrecen sabor a tu boca y a tu mente”. Se pregunta también por el amor, definiéndolo poéticamente como “Luz que entra tersa/Aire que se respira sosegado/Un lugar donde alcanzarte/Un rincón de cálido silencio/Un colchón de sedosa quietud/Cuerpo que late seguro y sereno/Un instante de vida inmóvil”. Bello.
La colección de poemas de Claudia Venegas recorre un itinerario entre lo íntimo, lo colectivo y las preguntas esenciales que nos inquietan a todos, como la soledad, el amor, el arte y la justicia. Y nos ofrece luces para intentar develar esos misterios.