Monchi Mesa
Un sereno temeroso, dos hermanas transparentes, un joven desgraciado, tres monólogos sucesivos, la ausencia total de maldad, un caballo que primero se llama Pecoso y después Psicólogo. Con esos elementos Marina Closs construye una candorosa e irresistible tragicomedia en tres partes. La resume el crítico argentino Quintín: «Monchi trabaja de sereno en el aserradero, donde se asusta de cada ruido. Una noche matan al sereno de un aserradero vecino y Monchi entra en pánico, por lo que el dueño lo manda a un lugar más seguro, que es a cuidar los camiones, aunque allí vive aterrorizado de que suenen las alarmas. Una noche, se le aparecen dos adolescentes desnudas que parecen fantasmas y le piden que les entregue su caballo para poder huir con su novio el bandido, que no es otro que el asesino del sereno y está herido. Monchi se niega y su alma simple se va transformando en la de un personaje de Dostoievski, atormentado porque su negativa termina en la muerte del criminal».