2 poniente
a Ximena Rivera
Desde la escuela rural donde trabaja, Guillermo Rivera recuerda, en prosa y verso, los años y lugares de su infancia en Viña del Mar junto a su hermana, la poeta Ximena Rivera.
Con un lenguaje rico en imágenes, atravesado por la nostalgia, el asombro y el amor, el autor reconstruye en estas páginas un vínculo fraterno y literario que, incluso si recibió los embates de la enfermedad, el exilio y la soledad, dio lugar a una manera cómplice de estar en el mundo.
A diez años de su muerte, Ximena Rivera comparece en estas páginas no como un mito, sino como una mujer que habitó una casa, recorrió unos barrios, una ciudad. Y fue acercándose en compañía de su hermano y con inusitada intensidad a la escritura.
2 poniente es el nombre de una calle. También el título de estas memorias que tienen mucho que decirnos acerca del misterio de la relación entre la poesía y la vida.