La Chica-Cosa que fue por sushi
En esta novelette, Cadigan imagina un futuro en que los seres humanos, con el fin de adaptarse a las condiciones de vida en el espacio, se transforman en símiles de criaturas marinas. Fluyendo con esa imagen, leer La chica-cosa… es bucear en las profundidades de un futuro inexplorable. La autora reconoce la abismalidad de su ficción y rechaza el ejercicio de sondearla; en cambio, nos relata un slice of life de sus personajes. Navegamos su rutina como recolectores en los alrededores de Júpiter, los pormenores legales y médicos de una metamorfosis e, incluso, las tensiones políticas que se gestan en esta sociedad interespecie.
Y en esta intrincada realidad, como ha procurado históricamente la ciencia ficción, leemos una alegoría de nuestro propio presente: Cadigan empuja los límites de la sexualidad y del género, pero también del racismo y la democracia. A su manera, La chica-cosa… es un relato quintaesencial de la humanidad, a través del que su autora nos dice que, tanto en el pasado como en el futuro, las problemáticas de nuestras sociedades son siempre las mismas.
xelsoi