Reseña

A mediado del siglo XIX se produce una polémica historiográfica referida a la forma en que se debía hacer historia: “el denominado ad probandum o filosófico y el ad narrandum o trabajo del historiador, se puede iniciar desde una u otra postura y terminar integrándose en una más completa expresión del acto histórico. En ambos casos, analizar los hechos en que la construcción histórica y/o su devenir busca los silencios y significados capaces de desentrañar el sentido que tiene la acción del hombre y sus instituciones, romper las fronteras del conocimiento oficial con el objeto de descubrir lo que ha quedado oculto, y las nuevas relaciones que son posible establecer, permiten que este trabajo se plantee una discusión en torno a la historia no como una simple preocupación del pasado, como tiempo detenido o de hechos que sucedieron y que pasan a ser parte de la memoria, sino que dar un salto para estudiar el pasado como tiempo en movimiento, en el cambio del progreso humano como lo general, la sociedad como manifestación particular y en un sentido singular, el conjunto de individuos que por una aproximación de sobrevivencia, localidad, conductas socioculturales construidas en el tiempo, constituyen lo denominado como clase social dominante, en nuestro caso, la burguesía; el sujeto y su identidad; el espacio personal con el de todos donde se cruzan proyectos de vida y proyectos sociales; el Estado como construcción, pero también como destrucción del otro, del que queda fuera o perdido en el vertedero histórico; descubrir las contradicciones y discontinuidades históricas.