La casa que espera
Poesía sensual en la definición más amplia del término, esa que apela al tacto y al oído, al roce y la cercanía. Erotismo baudelairiano donde lo humano y lo natural se acercan a distancias variables: como fuerzas activas o pasivas de un baile previo a las instrucciones para el amor.
La obra de Carolina destaca por ese aspecto tangible, pero también por su habilidad para fundirse, ella misma, con sus poemas, dejando adivinar la voz de la mujer bajo el sombrero: merodeadora de ciudades plomizas, filósofa de huertos y jardines, que nos habla con parsimonia entre la diatriba y el suspiro. (Cristian Rodríguez, editor de revistaelipsis.cl)