Charlas con mi hemisferio derecho
Conocí a mi hemisferio derecho de pura casualidad, una tarde desesperada del año noventa y nueve. Mi vida entonces era un caos. Llevaba más de seis meses sin redactar un párrafo decente y estaba hecho un trapo; ya no sabía que hacer con mi tristeza. Fue el bloqueo literario más duradero de mi vida.