Reseña

Matacola es la bitácora generacional que habita y resiste en una ciudad sombría, es un ejercicio reflexivo que transita desde la poesía para interrogarla, y dejar espacios en blanco y volver, siempre volver a la página en que se escribe, se increpa, y se reconstruye. Hay trozos rotos de memorias, adolescencia, madres, amigos, baile, se desafía a la palabra como un grito generacional que se instala desde esta ópera prima como una cruzada de deseo, rabia, amor y melancolía. La ansiedad y lo imposible parecen ser los enunciados, entre el beso, el baile, el cielo, el padre, el cuerpo, y la escritura, (que no se eligen) para invitarnos a romper las clasificaciones y las barreras. Entonces es el paraíso, es el miedo y la ansiedad las preguntas que abren este libro. Lo que se busca entre las máscaras de niño y de hombre, entre la trizadura y la larga lista de los borraditos del cielo, porque es también la violencia: sin hogar, sin escape, guerras internas, el silencio, el machito maricon, las infancias rotas, los cuerpos tristes que resisten, la ciudad sucia, los puentes y las heridas, y lo que nadie quiere ver, ni decir. La experimentación sobre la página y sobre la vida ( “vivimos en el eterno post- / no es creerse guerrillero urbano / no es luchar contra el fantasma de lo hecho” ).
El autor nos propone un recorrido por esta ciudad post noche, post estallido, enuncia y desmonta el manifiesto como gesto, para volverlo una versión más desafiante que propone la libertad como acto máximo de belleza, abrazar las diferencias pero también increpar a la disidencia. La escritura matacola de este libro re define una nueva mirada desde sus búsquedas, desafíos y desesperanzas, para volver a la calle, al barro, volver a la vida cotidiana y al espejo latente de la existencia como un rictus de entender el oficio de la escritura como parte de la historia de vida.
(A Veces simplemente es el “pecho sin poder proteger el interior”)

Diego Ramirez