¡Mamá, escúchame!
¡Tienes que aprender a vivir sin mí!
“Un día mi hija me llamó a su dormitorio, me dijo que tenía algo muy importante que decirme… Al entrar, ella se puso en la puerta y llorando me dijo: “¡mamá escúchame! ¡Tienes que aprender a vivir sin mí!”.
Considero que no solo tenemos que educar para la vida, sino también para la muerte, no solo debemos respetar la vida, todo tipo de vida, sino también la muerte, como lo hacen otras culturas mucho más sabias y milenarias.
Después de la noche viene el día y después de la muerte viene la vida...
Quiero compartir mi experiencia vivida sin ánimo de dar cátedra, sin ánimo de dictar normas, sin ánimo de ofender a nadie. Con palabras sencillas, escribiendo y compartiendo para todos lo que a mí me hubiese gustado encontrar en algún momento, pero no encontré... Y hacer más llevadera la dolorosa misión de ser madre, pero ser madre de una hija muerta.