Reseña

…la convención terminó, triunfó el rechazo de manera abrumadora. Todo lo que advertimos, bien intencionadamente en mi caso, a los constituyentes de izquierda, se cumplió. Pero seguimos presos de un Gobierno de adolescentes que juegan con fuerzas que no pueden controlar; que insisten en un modelo estatista añejo, un autoritarismo carismático y una mirada del hombre y la sociedad que no funciona; de hecho, nunca funcionó.
Los problemas económicos aumentan y la violencia está desbordada, pero ahora, no solo en la Araucanía. Inmigración descontrolada en el norte y narcotráfico por doquier. Aumento del poder de fuego de los delincuentes y la ciudadanía comienza a reconocer que fue un error “grave” prestar oído al ataque político que desprestigió “como institución”, a las fuerzas de orden público… Se desmoronó el “octubrismo” que dio vida a la Convención... y con él, todos sus defensores.
En momentos que termino de escribir este libro, Chile vive una crisis de violencia, delincuencia extrema, inmigrantes violentos fuera de control, terrorismo en la Araucanía y estudiantes ideologizados que vandalizan el espacio público. El presidente Gabriel Boric y sus cercanos entre ellos varios ministros han sido duramente cuestionados por haber validado en su momento no solo el estallido social (insurrección de octubre 2019) sino además por haber sido parte del desprestigio a Carabineros y las Fuerzas Armadas además de haberse negado a la aprobación de leyes que se orientaban en el fortalecimiento del orden público. Han circulado decenas de Tuits donde expresaban claramente su ideología de que “la violencia es la partera de la historia”; ideología que hoy mientras gobiernan se les ha vuelto en contra, probando una vez más que el sentimentalismo utópico adolescente siempre choca con la triste realidad de la naturaleza extraviada y corrupta de la raza humana, que necesita de leyes claras que no solo mantengan el control y el orden; sino que, además, protejan a los más débiles e inocentes.