Educar personas en un mundo en cambio
El legado de Pedro Arrupe en la Educación Jesuita
“Estamos para educar a todos, sin distinción. Ni puede
ser de otra manera porque el apostolado educativo,
como todo apostolado de la Compañía, lleva la
indeleble impronta ignaciana de la universalidad. Es
cierto que esta total apertura del conjunto de la obra
educativa de la Compañía adquiere —debe adquirir—
determinaciones locales más concretas, pero no es
admisible el exclusivismo del tipo que sea.