El viaje de los amantes
Desplazamientos, idas y venidas, y no sólo espaciales y entre lugares sino, también, recorridos y transcursos temporales y, muy en especial: interiores, son los que se construyen y se nos presentan en la lectura de El Viaje de los Amantes, este nuevo libro de Kira Maldonado, donde la mujer enamorada -que se expresa en los poemas- no teme moverse entre la prosa, la poesía, las reflexiones íntimas: teñidas, incluso, con dejos narrativos.
“Viaje a las Dunas”, la primera parte de las tres del conjunto suma un trayecto adicional al mencionado en el título, ubicándonos y describiendo una zona de rasgos negativos: nada hospitalaria (en realidad, en todo el texto, pocos son los sectores que amparan, tampoco la ciudad), diseminada de elementos dispersos, rotos, disgregados, y habitada por “los hombres de hierro”, rencorosos, siempre violentos, imposibilitados de comprender el amor. Curiosamente, de ahí mismo son “los amantes”, pero sus sentimientos diferentes los impulsan a volar y alejarse hacia “la tierra de los sensibles”. No obstante, tan solos y abandonados se sienten que la sección más extensa es “El Desamparo”. Y buscando “un amor que no fuera ceniza” llegan a “El Encuentro”, la parte final, mirada y dicha, como las anteriores, desde la mujer que ama. Por momentos hay palabras, hay versos, que parecen transmitir un querer logrado, pero no existen las certezas, y como no hay facilismos ni obviedades, blanduras ni melosidades, sólo nos queda el convencimiento que “la hora de la belleza es una sola, / aquí y ahora”.