Reseña

Es este el caso de un crimen perfecto que, transcurridos cincuenta años, aún no tiene respuestas. Se trata de un torso humano lanzado a la vía férrea en Quilicura y del posterior homicidio por asfixia de una ciudadana española. Las noticias de la época asociaron el torso al de un comerciante español con domicilio en el barrio Matucana. Sin embargo, las pruebas fueron insuficientes. En 1973 la ciencia, los exámenes, los procedimientos no son lo mismo de hoy y, bajo ese manto de incertidumbre, fue imposible determinar a cabalidad si el torso abandonado en un basural era del desaparecido español. El caso fue conocido como el descuartizado de Quilicura.
La mujer asfixiada en la tina de baño habría sido asesinada por los mismos homicidas el 19 de febrero de 1973. Las fechas coinciden con la desaparición de su esposo. Según testigos del viejo edificio de departamentos, una noche oyeron los gritos de la mujer pidiendo auxilio. Luego el silencio interrumpido solo por la mampara de vidrio que daba salida a calle Matucana. Nadie hizo algo por acudir en ayuda de la mujer inválida.
Las noches y la convivencia en la ciudad de Santiago cada vez se volvían más tormentosas. A los movimientos de grupos de ultraderecha se unía la acción de los trabajadores por defender el gobierno de Salvador Allende. Una especie de terror y desconfianza habitaba en las calles y al interior de las casas. El éxodo de familias era una realidad ante una eventual guerra civil. La comida escaseaba y, en ese tenor, un ebrio halló un paquete contendiendo carne fresca. Pensó que se trataba de cerdo y se la envió a su mujer. Ella decide vender unos trozos a sus vecinas. Pero advierte que se trata de carne “con exceso de pelos y con color humano”. Va a Carabineros y denuncia el hecho. De esta manera el pánico se apodera de la población. El descubrimiento del torso, más tarde del cráneo con una bala de proyectil en la sien, de los trozos de carne humana más el asesinato de la mujer inválida generan, en ese último verano de gobierno de la Unidad Popular una atmósfera horripilante y apocalíptica.
Es este el material que sirve de base para la construcción de esta novela negra, policial política e histórica al mismo tiempo. Luego de tres años de investigación tanto judicial como periodística, Max Valdés Avilés nos entrega un resultado cautivante, pleno de suspenso e intriga. Algunos lo han comparado con la novela A sangre fría de Truman Capote.
Fragmentos de un crimen es narrada hoy por una joven tesista de la escuela de Derecho quien investiga este caso para su titulación. Es acompañada por su pareja, un profesor de literatura en la escuela pública “Poetas de Chile”, es éste quien, a la par, comienza a escribir la novela en su afán de transformarse en una suerte de cronista de la experiencia. Ambos no sospecharán que los fantasmas del pasado volverán a resucitar y alterarán sus vidas. Descubrirán no solo un caso horrible de doble asesinato sino también los crímenes de la dictadura militar en los cuadernos ocultos de uno de los policías que investigó el caso. Sumado a esto, comenzarán las amenazas a la joven pareja y, nuevas muertes que generarán un clima de acoso y terror. Finalmente, el (los) asesino (s) ha (n) regresado para manifestarse 45 años después.