Reseña

Una de las principales críticas a la Brigada de la Cólera era –y es aún- que a través de sus actos se desencadenó una ola de represión en contra de la Izquierda Británica. Pero el hecho de que, hasta ese entonces la Izquierda permanecía intocable, no significaba que no hubiera represión, y no estuviese siendo impuesta a cada momento y ámbito de la vida del proletario. Aunque la represión hace uso de sus instrumentos de guerra (policía, balas de goma, tanques, etc.), ésta depende del nivel de lucha, más allá de los instrumentos oficiales de defensa (sindicatos, partidos), los cuales son en realidad parte del lado “sensible” del aparato represor junto a los medios y la iglesia. Sin importar qué tan pequeños o insignificantes puedan parecer, cualquier acción que rechace las reglas, que no busque mediador, la cual excluya la lógica de diálogo, será un peligro potencial para el status quo, no solo del estado y el capitalismo, sino del movimiento de trabajadores oficiales.

En este marco, la Brigada de la Cólera emerge no como divergencia sino, como una propuesta alternativa concreta en respuesta a la intensificación de la lucha de clases en aquel tiempo. No sólo sus comunicados sino sus acciones estuvieron en los periódicos, llegando más allá de los canales oficiales, recalcando la violencia institucional del sistema, y para mostrar que las instituciones están hechas por hombres. El hombre es vulnerable y puede ser atacado- un área particularmente sensible es el ataque a la propiedad, y es ahí donde la Brigada de la Cólera elegía atacar.